Comparte Ailí, hija de Ramón Labañino, experiencias de su lucha por el regreso de Los Cinco, con comités de solidaridad en Cienfuegos
“No soy yo quien habla aquí, es la voz de mi papa que trato que se alce” aseguró con determinación Ailí Labañino Cardoso, hija de Ramón Labañino, Héroe de la República de Cuba, durante un encuentro con integrantes cienfuegueros del primer Comité de Solidaridad con los Cinco constituido hace seis años en la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba.
La joven reveló el dolor de vivir 16 años alejada de su padre, confesó el sufrimiento de que su abuela nunca supiera la verdad sobre la hazaña de su hijo y rememoró su graduación como ingeniera informática, un momento que padre e hija soñaron compartir y que pudieron hacer sólo a través de una carta.
“Mi papá dice: mi niña, ¿viste? ¡ estoy contigo como te dije!, en el aire que respiras y en la luz que te deja ver…y yo creo que así, que él está aquí con nosotros”.
Testimonios compartidos con las vivencias de algunos de los más de 120 miembros del Comité de Solidaridad de ETECSA, quienes esparcieron su iniciativa a todas las delegaciones territoriales de esa empresa en la isla.
Para ellos el privilegio de escuchar de cerca sobre el entorpecimiento a tantos intentos de visitas a la prisión, de la negativa de visa a otros familiares, por el gobierno que los mantiene cautivos aún a tres de los antiterroristas cubanos, entre los que se encuentra Ramón, su padre.
Contra el injusto encierro, María Orquídea Artiles, una anciana cienfueguera, ha dedicados sus horas hace once años, enviando a los héroes cartas, recortes de prensa, contando la historia de su injusto encierro a niños, jóvenes, abuelos, visitantes de todo el mundo. A ella agradeció Ailí con el beso, dijo de la que pudiera ser la madre, la abuela, de uno de los cinco antiterroristas.
“Es especial estar en esta casa que ella ha convertido en museo donde ella ha transmitido todo el amor por el regreso; ha convertido su casa en la casa de los Cinco, de todos sus familiares, de los cubanos que pueden clamar por los cinco”.
“Y decirle que ojalá que mañana , más pronto que tarde puedan estar los cinco, con sus familias y con su amigos aquí reunidos aquí, y ver la casa no como un museo, sino como la esperanza que aún tenemos”.
Para la persistente mujer la visita acrecienta el deseo que acaricia hace más de una década: “ ¡Que se cumpla lo que dijo René González, -uno de los luchadores que se encuentra de regreso en su tierra,- cuando estuvo aquí en mi hogar: que cuando los CINCO estén, esta calle se va a cerrar y la fiesta va a ser grande…”
Y estuvieron esta tarde con a Ailí y todos los buenos cubanos que piden su regreso, juntos en su casa en Cienfuegos.
La joven reveló el dolor de vivir 16 años alejada de su padre, confesó el sufrimiento de que su abuela nunca supiera la verdad sobre la hazaña de su hijo y rememoró su graduación como ingeniera informática, un momento que padre e hija soñaron compartir y que pudieron hacer sólo a través de una carta.
“Mi papá dice: mi niña, ¿viste? ¡ estoy contigo como te dije!, en el aire que respiras y en la luz que te deja ver…y yo creo que así, que él está aquí con nosotros”.
Testimonios compartidos con las vivencias de algunos de los más de 120 miembros del Comité de Solidaridad de ETECSA, quienes esparcieron su iniciativa a todas las delegaciones territoriales de esa empresa en la isla.
Para ellos el privilegio de escuchar de cerca sobre el entorpecimiento a tantos intentos de visitas a la prisión, de la negativa de visa a otros familiares, por el gobierno que los mantiene cautivos aún a tres de los antiterroristas cubanos, entre los que se encuentra Ramón, su padre.
Contra el injusto encierro, María Orquídea Artiles, una anciana cienfueguera, ha dedicados sus horas hace once años, enviando a los héroes cartas, recortes de prensa, contando la historia de su injusto encierro a niños, jóvenes, abuelos, visitantes de todo el mundo. A ella agradeció Ailí con el beso, dijo de la que pudiera ser la madre, la abuela, de uno de los cinco antiterroristas.
“Es especial estar en esta casa que ella ha convertido en museo donde ella ha transmitido todo el amor por el regreso; ha convertido su casa en la casa de los Cinco, de todos sus familiares, de los cubanos que pueden clamar por los cinco”.
“Y decirle que ojalá que mañana , más pronto que tarde puedan estar los cinco, con sus familias y con su amigos aquí reunidos aquí, y ver la casa no como un museo, sino como la esperanza que aún tenemos”.
Para la persistente mujer la visita acrecienta el deseo que acaricia hace más de una década: “ ¡Que se cumpla lo que dijo René González, -uno de los luchadores que se encuentra de regreso en su tierra,- cuando estuvo aquí en mi hogar: que cuando los CINCO estén, esta calle se va a cerrar y la fiesta va a ser grande…”
Y estuvieron esta tarde con a Ailí y todos los buenos cubanos que piden su regreso, juntos en su casa en Cienfuegos.
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