CARACAS.— A las 11:52 minutos de la mañana, René González depositó una rosa blanca ante el sepulcro glorioso de Hugo Chávez, en el Cuartel de la Montaña. Una flor que tuvo doble simbolismo, por ser el primer viaje al exterior del antiterrorista después de su liberación y porque justamente este 5 de mayo se cumplieron 14 meses de la partida del Líder Bolivariano.
René González rindió tributo a Hugo Chávez y al Libertador Simón Bolívar. Foto: Yaimí Ravelo |
Así se inició una intensa jornada, marcada por las emociones, que también llevaron al héroe cubano a la estatua de Simón Bolívar, a la Alcaldía de Caracas, a la Casa Natal del Libertador, a Ciudad Caribia y a un encuentro —ya por la tarde-noche— con cooperantes cubanos en el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) Salvador Allende, en Chuao.
En ese homenaje al Gigante, René estuvo acompañado por su esposa, Olga Salanueva; por Rosa Virginia Chávez, hija del Comandante Invicto, y por el vicepresidente ejecutivo, Jorge Arreaza, quien fue explicando cada detalle del Cuartel de la Montaña, donde las fotografías hablan de la historia política, militar y familiar de Chávez.
«En esos días no paraba, a pesar de su enfermedad; fue algo increíble», dijo Arreaza a René al referirse a los últimos momentos del Presidente antes de partir a Cuba, en diciembre de 2012.
A la puerta del Cuartel, René expuso que Chávez fue el mejor amigo de Cuba, como ha expresado Fidel, pero también el mejor amigo de los Cinco, «nos acompañó siempre, desde un principio estuvo atento al caso, mostró su solidaridad cada vez que hizo falta, por eso era una obligación venir hasta aquí a rendir homenaje».
Agregó que resultó una coincidencia que «en el mismo año en que caímos presos, él llegó a la Presidencia, representó una luz en la oscuridad más intensa» y remarcó que «cada victoria de la Revolución Bolivariana la celebramos en la cárcel, cada victoria nos alegró», por eso «le debíamos la visita» al historiador, al narrador, al hombre excepcional, de corazón grande que ayudó a cambiar América Latina.
Mientras, el Vicepresidente venezolano sentenció que era un honor y un privilegio para Venezuela recibir a un luchador por la paz, a uno de los Cinco, quienes tantas muertes y actos terroristas evitaron desde Estados Unidos.
Arreaza recordó la batalla de Chávez y del actual presidente Nicolás Maduro, entonces canciller, por la liberación de estos héroes que representan un ejemplo para toda la juventud venezolana.
Otro momento hermoso fue la ofrenda floral que René, Olga Salanueva, el embajador Rogelio Polanco y el jefe de la Oficina de las Misiones, Víctor Gaute, depositaron ante la estatua de Simón Bolívar, en la plaza que lleva su nombre.
En ese lugar, ante la diputada María León, y cientos de venezolanos y cooperantes de la Mayor de las Antillas que coreaban «Cuba y Venezuela, una sola bandera», la jefa de Gobierno del Distrito Capital, Jacqueline Faría, se refirió al cautiverio soportado por los Cinco desde septiembre de 1998, que nos los doblegó ni los hizo renunciar a sus ideas.
René también visitó la Casa Natal de Bolívar y luego recibió las Llaves de la Ciudad, de manos del alcalde del municipio de Libertador, Jorge Rodríguez.
La jornada tuvo su colofón en el CDI de Chuao, donde se concretó un conmovedor encuentro con cooperantes de varias misiones, en el que afloraron vivencias, recuerdos y compromisos vinculados con la Patria.
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