Por Percy Francisco Alvarado Godoy.
El intensivo curso de seis meses para fabricar presuntos “nuevos líderes” para Cuba ha culminado, como resultado de una beca promovida por la Fundación de los Derechos Humanos en Cuba –tapadera de la FNCA-, así como el Miami Dade College, en un programa denominado “Somos un solo pueblo”.
Luego de haber recibido diversas materias, que no excluyeron las más novedosas técnicas sobre subversión y guerra sucia, los pupilos de la contrarrevolución visitaron Washington D.C. para entrevistarse con dos de los máximos representantes de la ultraderecha anticubana en el Congreso: Bob Menéndez y Marco Rubio.
Cuentan que la visita no fue un paseo simple, pues varios de los “estudiantes” recibieron alguno que otro abucheo o repulsa de ciudadanos amigos de Cuba.
Demagogo consumado, el corrupto Bob les dijo, fingiendo una supuesta emoción: “Me ha alzado mi espíritu, como alguien que ha luchado por la libertad del pueblo cubano, escuchar a esta juventud hablar de sus pensamientos sus acciones sus ideas, sus sueños.”
Tal parece que ese selecto grupo de marionetas se arrogaron el derecho de representar a la juventud cubana, lo que fue un garrafal error del que el propio senador demócrata por Nueva Jersey tiene pleno conocimiento. Invito a Menéndez que hable con la gran mayoría de los jóvenes cubanos para que conozca sus ideas y sueños, muy alejados ideológicamente al de sus invitados.
Luego de que un Marco Rubio paseara por el Capitolio a los recién graduados como nuevos detractores y provocadores, conversó con los mismos con fingido entusiasmo.
Ciego de cacumen y de entendederas, Rubio no comprendió que ninguno de estos sujetos tienen ni madera ni capacidad para ejercer liderazgo en su patria. Sin embargo, aunque no convencido totalmente, les declaró: “Es sumamente positivo. Estos son, si Dios quiere los futuros líderes de Cuba, que están conociendo cómo funciona la democracia, donde uno tiene el derecho a criticar y a ser criticado. Y yo espero que puedan regresar a Cuba y ser parte de un cambio concreto en el sistema político cubano.”
Luego de ser encandilados por hipócrita adulonería, los nuevos mercenarios preparan sus maletas para poner en práctica sus “enseñanzas”. Ellos saben de sobra lo que les espera: un pueblo que no cede un ápice ante la contrarrevolución y la guerra ideológica que le han impuesto desde el Norte agresivo y hostil.
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