Cuando el 17 de diciembre me enteré la noticia, no pude menos que buscar la casaca que guardaba casi con veneración, donde en fondo negro y con letras rojas, gritábamos: LIBEREN a LOS CINCO!!!
Me aferré a ella y me emocioné hasta las lágrimas.
Sentí que el mundo era más humano y las personas más personas.
La Justicia había ganado otra batalla a la infamia del poderoso.
El Imperio se seguía resquebrajando y la más Grande de las Antillas volvía a derribar con su honda de dignidad al Goliat del orgullo opresor.
Me sentí feliz de sentirme hermano de René, Antonio, Fernando, Ramón y Gerardo. Me sentí orgulloso de abrazarlos en mi corazón de hombre latinoamericano y sacerdote argentino.
Una plegaria surgió de mis labios creyentes: GRACIAS PADRE DIOS, PORQUE HOY es NAVIDAD!!!
Porque gracias al regreso de nuestros héroes, Belén queda en Cuba, desde los pobres la Salvación de la Vida vuelve a triunfar ante tanta ostentación de muerte.
No hubo lugar para el Niño en la Posada del Norte, los humildes cinco pastores de la Cuba revolucionaria le brindaron la posibilidad a Dios de que pueda estar un poco más entre los hombres.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS….CINCO GRACIAS!!! Porque gracias a los Cinco, el 17 de diciembre fue NAVIDAD!!!
Casi no me atrevo -porque siento que no lo merezco- a decirles a René, Antonio, Fernando, Ramón y Gerardo, que los abrazo fraternalmente sintiéndolos realmente mis hermanos y mis ejemplos.
Neuquén, Argentina, 23 de diciembre de 2014.-
Rubén Capitanio
Sacerdote católico
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