Queridos amigos
Como siempre después de cada coloquio me gusta escribir mis impresiones — y aunque en el pasado IX Coloquio— mi participación no fue a plenitud, ya que se me presentó un problema de salud en el segundo día de estar en Holguín, lo cual me impidió participar en las actividades posteriores, pero tuve un equipo médico y paramédico encabezado por el especialista en higiene y epidermiología Alejandro Rodríguez y el doctor Carlos Mayo Zalazar que me brindaron una excelente atención, así como los compañeros del hotel Pernik donde estuve ingresada en espera de los análisis, recibiendo una atención de excelencia por parte de la licenciada Beatriz Almaguer de relaciones pública y del director de la instalación hotelera Luis Enrique Zaldina.
Gracias mil, a todas y todos los que contribuyeron a mi pronta recuperación, cuanto hicieron compensó mi doble malestar tanto físico como espiritual, además, de la entera preocupación de mis compañeros del Comité Internacional.
Aunque no tuve la oportunidad de dar a conocer el mensaje de los cubanos residentes en Europa que participaron en el VIII Encuentro en Grecia, ni tampoco de entregar a los familiares el apreciado LAZO DE CINTAS AMARILLAS que se me entregó en Atenas para
que yo llevara a Holguín, como símbolo de amor y compromiso que tenemos los cubanos amantes de la paz y la justicia por la liberación de nuestros cinco hermanos, si tuve la ocasión de encontrarme con el héroe de la República de Cuba Rene González, cuya presencia no sólo nos colmó de alegría grande, sino que elevó a rango de histórico el IX Coloquio, me estremecí—lo confieso— ante el hombre que había cumplido hasta el último día su injusta condena y, como si fuera poco, un año y medio de absurda libertad supervisada, ¡cuánta injusticia Patria mía!
Este coloquio será para mi muy especial —además— porque disfruté de la compañía de mi esposo como delegado por primera vez y de compartir momentos con el fotógrafo estadounidense Bill Hackwell, al cual le llamo: My brother, un excelente fotógrafo de documentación social y que ha sido la inspiración de mi esposo para trabajar con nosotros en el Comité Internacional.
Nos habíamos conocido hacía unos años en San Francisco, California, y supimos de su historia y sus inicios de fotógrafo en 1968 durante la guerra en Vietnam cuando apenas tenía 19 años.
Ahora con sus fotografías y documentales, a pesar del bloqueo mediático, está a la vanguardia rompiendo el muro de silencio en el caso de los cinco especialmente en el corazón del imperio bien conocido por Billi por haber nacido allí y vivir aún en dicha ciudad.
Ahora estoy de regreso en Europa, recuperada y lista para apoyar la tercera jornada en Washington, 5 Días por los 5, que es donde debemos ganar la batalla para que nuestros hermanos regresen a la Patria junto a sus seres queridos y a su pueblo que los espera con amor.
Un abrazo solidario.
Josefina Sánchez Bazán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario