miércoles, 18 de diciembre de 2013

Johannesburg un rezo a la Paz

Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- 


De acuerdo a los principales rotativos, la figura de Mandela ha sido transformada en símbolo de la reconciliación, la justicia y la paz. 
El Presidente Barack Obama, hablando en un estadio de Johannesburg, frente a 80,000 personas y 100 Jefes de Estado, recalcó estos aspectos de Mandela, extrapolando su ejemplo al decir “nosotros también debemos actuar en función de la justicia, nosotros también debemos actuar en función de paz. Hay muchos aquí que abrazamos el legado de reconciliación de Madiba´s (nombre clánico de Mandela) con entusiasmo, pero nos resistimos apasionadamente a las más modestas transformaciones que puedan desafiar la pobreza crónica y el crecimiento desigual” 
Agregó el Presidente Obama que “Mandela cambió la ley y los corazones, inspirando a su alrededor la reconciliación con sus carceleros”, “creando confianza en otros a pesar de la injusticia que sufrió, Mandela enseñó que la crueldad del pasado puede ser confrontada con verdad, generosidad e inclusión”. 
Terminado su discurso y como rindiendo honor a sus palabras, durante su trayectoria, mientras se alejaba del podio, estrechó la mano del Presidente cubano Raúl Castro, representante del único país con quien Estados Unidos mantiene aún vigente las políticas de la Guerra Fría.  
Es la segunda ocasión que algo semejante sucede.  
La anterior ocurrió en la ONU, cuando el Presidente Bill Clinton alargó su mano para saludar a Fidel Castro. 
En aquella oportunidad Clinton llegaba al final de su período presidencial.  
Como legado oscuro de su presidencia, quedaba atrás la Ley Helms Burton, sarcásticamente llamada Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, puesta en vigor el 12 de Marzo de 1996, cuya aprobación fue una vil maniobra electorera, orientada a garantizarle al Partido Demócrata, los votos del entonces poderoso lobby cubano del Sur de La Florida. 
Durante su mandato, se establecieron contactos entre Washington y La Habana, tal y como ocurrió en épocas del Presidente Bush padre. Debido a esto y dado el carácter liberal del pensamiento de Clinton se suponía que las probabilidades de acercamiento entre ambos países eran mayores que las que habían existido en otras épocas. Pero realmente, aquello fue un sueño infantil.  
El cabildeo ante el Congreso estadounidenses de entonces, entre senadores y representantes federales de origen cubano y la furia desatada en la derecha cubana de Miami, confiando que, con la caída de la URSS, el gobierno cubano también se derrumbaría, aquella presidencia cedió ante el temor de perder el voto cubano de La Florida y cobardemente firmó la Ley . 
Aquella época no contó con las condiciones políticas para lograr un acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. 
Con Obama resulta diferente. A pesar de ser parte del entramado de Estado más complejo y compartimentado del mundo, el Presidente se ha distinguido por pronunciarse en asuntos relativos a política exterior y doméstica, desde un ángulo que lo distancia de sus homólogos anteriores. 
Desde el discurso del Cairo en el año 2009, anunciando su decisión por esforzarse en cambiar los criterios de política internacional, hasta Johannesburg, encumbrando la valentía y honestidad de Mandela, por su estilo solidario contrario a las revanchas y al odio, Barack Obama ha mostrado que, por encima de las limitaciones actuantes que pudiesen imponerle los vericuetos de la superestructura, sus conceptos sobre lo social y lo político no han cambiado. 
Respecto a Cuba ha manifestado en varias ocasiones, que la política de Washington debe ser creativa. 
No sólo ha sido una fría expresión, sino que durante su mandato ha instrumentado una serie de cambios facilitando viajes de cubanos emigrados y de sectores culturales, religiosos, deportivos y profesionales de ciudadanos estadounidenses en lo que eufemísticamente se ha llamado, “contacto de pueblo a pueblo”. 
Es un término eufemístico porque mientras Cuba lo acoge como manera de intercambiar y mejorar las relaciones con su vecino, Washington lo asume como una táctica para cambiar el actual gobierno y organizar un Estado a la imagen y semejanza de sus intereses.   
Pero obviando la visión que ambos países tienen del asunto, la realidad es que el incremento de tales contactos y las correspondientes facilidades de viaje, contribuyen a mejorar las relaciones entre ambas orillas. 
La existencia de estos dos factores: por un lado los criterios expresados por el Presidente sobre las relaciones internacionales, su interés por borrar la imagen real que considera a Estados Unidos como un país agresivo, abusador y violador de la soberanía de otros Estados y la puesta en práctica de algunos de esos criterios, especialmente con Cuba, hacen que el estrechón de manos del Presidente Obama y Raúl Castro en Johannesburg, adquieran hoy una connotación diferente al breve encuentro de Clinton con Fidel en el año 2000.
Aún le quedan a Obama dos años de gobierno tiempo durante el cual pueden ocurrir muchas cosas. 
Estamos seguros que esas ocurrencias serán positivas, porque el propio Partido Demócrata, con grandes oportunidades de continuar en el Poder en las próximas elecciones, frente a un Partido Republicano desunido y plagado de contradicciones, se encargaría seguramente de completar el giro iniciado por Obama, inaugurando así una era de acercamientos positivos entre ambas naciones. 
No creo que el saludo fue casual, porque en esos eventos todas esas incidentales son previstas. 
El viaje de Obama a Johannesburg acompañándolo en el avión presidencia, su antecesor el Presidente George W. Bush y la señora Clinton, algo inédito en ese tipo de vuelos, se diseñó y planificó, semanas antes del deceso de Nelson Mandela. 
Todas estas cosas son un resultado de fríos cálculos, donde un saludo rara vez es pasado por algo. 
En Johannesburg, ambos Presidentes se entregaron un ramo de olivo y elevaron un rezo a la Paz. 
Hoy 10 de diciembre del 2013, se conmemora el Día de los Derechos Humanos en la ONU. La paz entre los pueblos, decimos nosotros, es uno de los derechos más preciados. A Cuba también le asiste ese Derecho y Mandela fue uno de sus más caros defensores. 
Así lo veo y así lo digo.
*Lorenzo Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.
Enviado por el autor aMartianos-Hermes-Cubainformación

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