¿Cómo surge la idea de esta
campaña a favor de la libertad de los Cinco Héroes
cubanos?
--Creo que la motivación más
importante fue el orgullo nacional, ligada a mi experiencia
profesional, la
cual hacía que me molestara el tratamiento que se le estaba dando a la
propaganda gráfica sobre el tema, aun más cuando esa campaña era a nivel
internacional,
y las imágenes que acompañaban el mensaje al exterior no
reflejaban el gran nivel gráfico y
comunicativo obtenido por los diseñadores
cubanos en estos años de Revolución.
Por supuesto que esas primeras
imágenes estaban hechas con todo el mejor deseo, pero
los colegas que las
creaban no sabían sobre la idiosincrasia norteamericana, ni de los
códigos
estéticos que deben manejarse para llegar al receptor que interesaba. También
siempre noté el error de que toda la campaña era en español, cuando debía ser
en inglés,
porque el “target” más importante era el gran grupo angloparlante
(votantes-consumidores),
y con lo primero que podíamos cruzar nuestras
fronteras para llegar allá era con el idioma.
Luego me di a la tarea de
buscar la entidad que quisiera darle un feliz término a este
concepto, y fue
la UNEAC la que dio ese primer paso decisivo haciéndola conocer.
Eres un diseñador con un largo
historial en el mercadeo y en el mundo editorial.
¿Habías estado involucrado
antes en campañas de solidaridad?
--Como sabes, voy a cumplir 45
años de constante trabajo en mi profesión. Soy de la primera generación de
diseñadores formados completamente después de 1959. No he hecho otra
cosa
profesionalmente que diseñar y 30 de los años de trabajo transcurrieron en
los Estados
Unidos, donde hice publicidad, básicamente, en importantes
agencias y en la mía propia, así
como en editoriales de prestigio
continental, además, por supuesto, de seguir realizando mi
obra personal,
pues soy un diseñador que también pinta.
El resto de este tiempo laboré
en Cuba en el Consejo Nacional de Cultura, en el Pabellón
Cuba y en el
Instituto Cubano del Libro. En el Pabellón Cuba hacíamos el interesante
trabajo
del diseño de exposiciones, en el cual se mezclaba lo bidimensional
del diseño gráfico y lo tridimensional del diseño ambiental y arquitectónico,
con un 80 por ciento de proyectos de
propaganda puramente política.
¿Quién de mi generación no
recuerda, por solo mencionar algunos de esos proyectos, la
exposición del 50
Aniversario de la Revolución de Octubre, cada aniversario de los CDR, La
Aeronáutica en Cuba, o cualquiera de los primeros Salones Nacionales de
Carteles? Fueron trascendentales eventos con un extenso radio de acción,
desde L y 23 hasta el Malecón.
Desde ese entonces no había vuelto a
incursionar, a un nivel tan serio, en la promoción
ideológica.
Antes de continuar, si me lo
permites, quisiera aclarar un concepto que quizás todos los
receptores no
tengan suficientemente definido: la diferencia entre la publicidad y la
propaganda. Y es que la publicidad “vende” productos y servicios, y la
propaganda “vende”
(si me permites este desvarío, al referirme a la
ideología) ideas políticas y religiosas.
El Diseñador Informacional, que
es la acepción más moderna para nuestra profesión, encara
ambas
especialidades con las mismas armas científicas y creativas. Ahora, en mi
opinión, en
la propaganda, el creador puede dar ese paso extra de sí mismo,
si coincide ideológicamente
con lo que pretende promover, y cuando esto
sucede se tiene una satisfacción extra.
Cuando los Cinco Héroes cubanos
fueron apresados, tú vivías en Miami, quizás el
lugar más hostil con respecto
a la causa por la libertad de estos combatientes
antiterroristas. ¿Desde
cuándo estas al tanto de la campaña internacional que se hace porque los
Cinco sean liberados?
--Creo que desde su comienzo,
viviendo en Miami, es imposible no estar al tanto de este tipo
de
acontecimiento.
“GIVE ME FIVE”: UN MENSAJE
DIRECTO AL PUEBLO NORTEAMERICANO
“Give me five” es una frase
muy común en Estados Unidos, cuando un amigo le pide
la mano a otro. ¿Por qué
usas este recurso como mensaje al Presidente
norteamericano Barack Obama para
que libere a los cinco combatientes cubanos?
--Mira, cada vez que he hablado
en público a través de los medios, o he entablado algún
“diálogo creativo”
(odio llamarles conferencias), he dejado muy claro, sobre todo a los jóvenes
diseñadores y a los estudiantes de diseño, lo bien que hemos sido formados en
nuestra
profesión, en nuestro país.
Yo he sido un ejemplo de esto,
ya que siempre he estado a la vanguardia de cada grupo o
colectivo creativo
del que he formado parte o que he dirigido en el exterior. En resumen,
aprendí solo dos importantes cosas: técnicamente, la perfección tipográfica,
que yo creía
europea, pero era norteamericana, y, creativamente, el trabajo
de mesa para encontrar el
concepto.
Con esto quiero decir que esta
imagen fue el producto de un largo “trabajo de mesa”, de una
incisiva
búsqueda en la historia general y gráfica norteamericana, buscando algo, “lo
más
americano posible”, para llegar con el mensaje a la masa a quien iba
dirigido, con un elemento
super conocido y que fuera orgánicamente asimilado
por un contacto constante por esa masa,
que iba a ser la receptora de nuestro
mensaje, y así creo que lo logré, con el ¡Give me five!
A continuación, reseño el texto
de argumentación que adjunté a los bocetos en su primera presentación. Este
primer cartel, podría dar inicio a una extensa campaña, diseñada
específicamente
para el receptor norteamericano. Su texto en inglés, y aún más su concepto,
solo es entendible al nativo anglo o a alguien que haya vivido muchos años en
los Estados
Unidos y que entienda a fondo su idiosincrasia.
Por todo lo anterior paso a
explicarla. Creo que GIVE ME FIVE es un icono norteamericano más conocido por
su pueblo que los símbolos patrios, tan importante y reconocible como Micky
Mouse, Superman o Coca Cola. Es un saludo que puede tener diferentes
intenciones, es lo
primero que aprende a decir y a ejecutar con su manita,
manipulada por toda la familia, el bebé norteamericano.
Se traduce como DAME ESOS
CINCO, refiriéndose a los cinco dedos de la mano, y el que
inicia la acción
le exige al interlocutor que le dé sus cinco. Eso queremos señalar con la
excarcelación de Los Cinco Cubanos.
No existe nadie -quiero sonar
muy rotundo-, ¡NADIE!, que en su sano juicio, no conozca lo que queremos
decir con la unión de esta imagen y del texto. Se agregan los nombres de los
encarcelados, para hacer más obvia aún nuestra intención, aunque
conceptualmente no
hubiera hecho falta. Es tan claro para el prospecto a
quien va dirigido, que por su claridad se
me hace difícil explicarlo, pues
realmente no hay nada que explicar. La claridad visual del
concepto es aplastante.
Este cartel inicial podría ser
el primero de una extensa campaña, donde solamente
cambiaríamos la mano,
utilizando otras que representen todos los grupos humanos que gritan
porque
esta injusticia se detenga. Por ejemplo, una mano muy callosa de un obrero,
la mano
de un niño, una mujer, de razas diferentes, incluso, si quisiéramos
ir más allá, le podemos
incorporar el puño del vestuario, y así podemos
enseñar a religiosos, militares. En fin, de ser
esta posibilidad real,
crearíamos el guión para hacer sumamente efectiva la campaña. El
pedido
directo al presidente norteamericano, Barack Obama, es obvio, porque tiene la
solución en sus manos.
Ya a estas alturas he diseñado
tres carteles y sus correspondientes piezas colaterales, como
volantes,
piezas para enviar por correo, y otros medios. El que inició la campaña fue
la mano
de un hombre, el segundo fue la mano de un niño, porque en ese
momento estuve diseñando
también el cartel de “La Colmenita”, en su gira a
los Estados Unidos, y quise aprovechar el
efecto ya causado por el primer
cartel en ambos, ya que la principal puesta del grupo teatral
fue
Abracadabra, pieza que planteaba el mismo tema. El tercer cartel tiene la
mano de una
mujer negra, y estoy trabajando en el cuarto, que será la mano de
un obrero de la tercera edad, mostrando el patrimonio humano de hombres
dedicados por entero a duras faenas, y que se
unen al mensaje de esta
campaña.
¿Cómo se siente un diseñador
cubano, que conoce la vida en las dos orillas del
conflicto cubano,
participando en la campaña internacional a favor de la libertad de
Los Cinco?
--Bueno, primero, me siento que
despejé una gran interrogante que ha sido motivo de
pensamiento de muchos
creadores, por mucho tiempo: Si la obra de un artista, por el hecho
de
haberla creado fuera de su tierra natal, era o no autóctona del país de su nacimiento.
Sin
dudas, para mí el movimiento geográfico, aunque sea por generaciones, no
borra ese hilo
conductor con el lugar de nacimiento; mi obra es tan cubana
como si la hubiera realizado toda
en Cuba.
No se deja nunca de ser un ente
socio-consciente de la realidad de tu país por vivir en otro.
Esta campaña
internacional viene a ser como el ideal de todo artista de mi profesión, que
muy
pocas veces se logra obtener, de ver su trabajo reproducido por millones,
y llenando la
necesidad de comunicación de esa masa para la que fue creada.
En el plano totalmente
personal viene a ser la culminación de mi carrera, el
resultado de mi madurez profesional, lo
cual me llena del más agradable
orgullo y de la más tierna sensación de haber cumplido con
mi deber.
Fuera de la mesa de dibujo,
lejos de la computadora, y como un simple cubano de a
pie ¿qué mensaje le
enviarías a Ramón Labañino, Gerardo Hernández, Fernando
González, Antonio
Guerrero y René González?
--Bueno, mi mensaje ya está
enviado a través de “miles de gritos pegados en la pared”
(como fue la
definición sobre el cartel de un gran afichista polaco). Ahora me falta
recibir el
mensaje de ellos, para ver si están satisfechos con mi manera de
“gritar”.
¿Cómo ha sido tu relación de trabajo con el
Comité Internacional por la Libertad de
los Cinco Cubanos?
--Mira, hay dos situaciones en
las que me he sentido muy orgulloso, la primera y más
importante, fue que
después de trabajar directamente con el “Comité Internacional por la
Libertad
de los Cinco Cubanos”, con las compañeras Graciela Ramírez y Alicia Jrapko,
el
Comité decidió que la campaña Obama… Give me five! será la única campaña
con que se
manejará este evento.
La otra situación, fue cuando
el actor Danny Glover, me dejó saber de una manera muy
agradable y llena de
emoción, cuanto le gustaba mi trabajo, felicitándome por haber creado
una
imagen y un texto tan directo e impactante como pocas veces el había visto.
En general, he recibido
felicitaciones de colegas profesionales de mi país y de los Estados
Unidos
que han quedado también muy impactados por mi trabajo, y no solamente
diseñadores, si no, desde intelectuales, hasta obreros, que han sabido tener
el detalle de
dejarme saber lo que les había gustado mi trabajo, cosa que
quiero agradecer a todos
públicamente y a Cuba, La Isla Infinita, en
especial, por darme la oportunidad de tener este
diálogo con sus numerosos
lectores.
El placer ha sido nuestro
Jorge, que junto contigo seguiremos gritando "Obama...Give me
Five"
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