Yo no estaba allí. Pero estaba.
Estaba mi corazón que recordaba las mil y una veces que recorriera ese mismo camino.
Estaba en las sonrisas de los niños, en la fuerza que irradiaban los rostros, las miradas de las milicians que también por mí desfilaban por la Plaza. En mis hermanos, cientistas sociales que tantas veces me han acompañado en esta trinchera virtual.
Estaba. Y ciertamente, no estaba sola. Conmigo, a través de Facebook, de Twitter –esos frentes que ya le ganamos al imperio- estaban otros muchos corazones.
Pero sobre todo, estaban cinco ternuras que marchaban a nuestro lado, aunque también iban delante, convertidos en cinco soles que nos guían: Tony, Fernando, Gerardo, René y Ramón.
Juntos seguimos. Juntos, luchamos. Juntos, vencemos.
Desde bien temprano, niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, hombres, ancianos, obreros, médicos, maestros, intelectuales, artistas, constructores, ingenieros, salieron de sus casas, para encontrarse en la histórica Plaza de la Revolución de La Habana, escenario en el que se juntan el derecho a la independencia, la soberanía, la autodeterminación, con el compromiso de hacer un país, una patria y un socialismo mejores, como dijera José Martí, con todos y por el bien de todos.
Con esta Revista Militar y desfile popular, los cubanos y las cubanas no solamente celebramos los aniversarios 50 de la proclamación del carácter socialista de la Revolución y de la primera derrota del imperialismo yanqui en América Latina, sino que también le decimos al gobierno de Estados Unidos que nada ni nadie nos dirá qué caminos recorrer, en nuestros propósitos de construir una sociedad más justa.
Condenamos también la reciente decisión de la justicia norteamericana de declarar inocente a Luis Posada Carriles, uno de los más connotados terroristas que haya conocido la humanidad.
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¡El relevo está asegurado!
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