En la madrugada de este viernes 7 de octubre, fue liberado René González. En las afueras del penal de Marianna, en donde transcurrieron estos trece largos años de injusto encarcelamiento, lo esperaban Cándido, su padre, su hermano Roberto, sus hijas Irmita e Ivette y su abogado Philip Horowitz.
Olga, su esposa y compañera, no pudo ser parte de este emotivo reencuentro, porque las autoridades estadounidenses, en una muestra más de ilimitado y cruel ensañamiento, hace ya tiempo, le negaron en forma permanente, la visa para entrar a los EEUU.
Lo más grave es que René no podrá regresar a Cuba de inmediato ya que, según la sentencia que le fuera impuesta en el 2001, deberá cumplir en territorio estadounidense, tres años más de libertad supervisada.
La misma jueza Joan Lenard, que en el 2001 dictó penas crueles y desproporcionadas contra Cinco Ciudadanos que ella sabe son inocentes, es quien ahora en una nueva decisión funcional a los intereses del gobierno y de la fiscalía, rechaza el pedido de modificación de las condiciones de la libertad supervisada.
A sabiendas de que René nunca ha violado ley o norma alguna, Lenard afirma, entre los fundamentos de su decisión que, “es su deber proteger al pueblo de los EEUU de nuevos delitos que el acusado pudiera cometer”.
Y luego, como si se esmerara en burlarse del sistema judicial que representa, recuerda que en la sentencia que ella dictó contra René en el 2001, impuso al acusado, como “condición adicional para la libertad supervisada”, la prohibición de asociarse o visitar sitios específicos en donde se sabe que están o frecuentan grupos o individuos tales como terroristas, organizaciones promotoras de la violencia y figuras del crimen organizado”, dando una vez más por sentado que, su preocupación como jueza de los EEUU no es poner término a las actividades de aquellos “terroristas” y aquellos “criminales” que ella “sabe” que existen, sino impedir que alguien, René en este caso, se les acerque.
Durante los casi siete meses que duró el juicio contra Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, la jueza Joan Lenard escuchó a altos miembros de las fuerzas armadas de los Estados Unidos asegurar que los Cinco no habían transmitido información sensible para la seguridad nacional de los EEUU, observó cómo delante de sus narices los terroristas de La Florida hacían alarde de sus atentados contra el pueblo y el gobierno de Cuba, fue testigo de la mala conducta de la Fiscalía y vio cómo fiscales y terroristas se abrazaron en franca algarabía al escuchar las draconianas sentencias que ella dictó contra Cinco personas que, reiteramos, ella sabe inocentes.
Ahora tiene una oportunidad para darle la espalda al terrorismo y tomar una decisión justa.
Ella puede y debe permitir que René regrese inmediatamente a Cuba porque lleva años separado de su familia y alejado de su Patria y porque su seguridad en los EEUU corre peligro.
Ella puede y debe reconsiderar los casos de Ramón, Antonio y Gerardo dando lugar a los Hábeas Corpus que los compañeros han presentado.
Hagamos oír nuestras voces. Exijamos el regreso inmediato de René a Cuba y la liberación inmediata de Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando.
Daremos esta batalla hasta el final. Ellos volverán y la victoria será nuestra.
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