La corta visita del cineasta Saul Landau a Estocolmo en septiembre pasado, fue una inyección de coraje e inspiración para todos los que tuvieron la oportunida de compartir con él. Uno de ellos es el periodista y escritor Björn Kumm, que lo acompañó durante toda su estadía, y con el cual mantuvo largas conversaciones.
El viernes 13 de enero, Björn Kumm una vez más expresó verdades calladas por muchos. En la emisora radial P1, de alcance nacional, se pudo escuchar su voz clara y convincente.
A continuación, compartimos con ustedes lo que dijo de Cuba en este espacio radial:
“En los últimos años se ha puesto de moda condenar también a Cuba como ejemplo de dictadura dura que debe ser disuelta. En el caso de Cuba parece reinar una concepción de que allí por más de medio siglo ha habido una dictadura deplorable, sin ninguna circunstancia atenuante. Es lamentable que lo que en la realidad constituye nuestra historia contemporánea sea tan desconocido.
La revolución que se inició en enero de 1959 entrará pronto en su quincuagésimo cuarto año. Su líder, Fidel Castro, ha demostrado ser excepcionalmente longevo, aunque a la edad de 85 años se haya retirado de la política diaria, pero siga comentando en forma muy activa los acontecimientos del mundo en su blog.
En el mismo otoño de 1956, cuando Gamal Abdel Nasser sería castigado por Gran Bretaña, Francia e Israel, a los cuales había desafiado nacionalizando el Canal de Suez, ese mismo otoño Fidel Castro y 81 hombres del movimiento 26 de julio se embarcaron en un viaje osado por el Mar Caribe. Desembarcarían en Cuba y, finalmente, después de algunos años de lucha guerrillera lograrían derrocar al dictador en el poder, Fulgencio Batista, quien al igual que los reyes Faruk e Idriss del norte de África, no puede ser definido como un brillante demócrata progresista.
Después del derrocamiento de la dictadura de Batista, Fidel Castro realizó proezas muy loables, sobre todo como participante activo en la lucha por la liberación de África del Sur. Cuando la recién independiente ex colonia portuguesa de Angola fue amenazada en el otoño de 1975 por la invasión de tropas sudafricanas, Fidel Castro intervino enviando tropas cubanas y más adelante aviación cubana para impedir que Angola, después de siglos de colonialismo portugués, se convirtiera en un Estado vasallo bajo el régimen del apartheid de Sudáfrica.
No hay muchos que recuerdan el papel de Cuba en el desarrollo de África en las décadas del 70 y 80, y de nuevo me pregunto si esta percepción de la realidad fue asimilada. Un Ministro de Defensa sueco, socialdemócrata, catalogó en una ocasión, a fines de los años 80, a las tropas cubanas de "mercenarias". Se decía que el apoyo a Angola se debía considerar dentro del marco de la Guerra Fría, ya que la Unión Soviética, con el apoyo de Cuba, quería aumentar su influencia en el continente africano. Pero en la realidad fue más bien Cuba que actuó de una forma determinada, en momentos en que Moscú estaba más interesada en no desafiar a EE.UU. No es una casualidad que Nelson Mandela, cuando fue liberado en febrero de 1990, pocos meses después de la caída del Muro de Berlín, hizo sus primeros viajes a Estocolmo - y La Habana.
Desde finales de los años 90, cinco agentes de inteligencia cubanos están en prisión en los EE.UU., condenados por terrorismo. Sin embargo, fue a través de su labor que Cuba quiso alertar a las autoridades estadounidenses de los ataques terroristas planificados por exiliados cubanos en Estados Unidos.
La política intransigente de EE.UU. hacia Cuba es única en su carácter. A veces se describen las sanciones como un intento bastante “normal” para influir sobre un gobierno que atenta contra disidentes y presos políticos. Pero con sus ex enemigos, Vietnam y China, EE.UU. mantiene hoy en día un intenso comercio, a pesar de que ninguno de los dos gobiernos se haya vuelto más liberal o tolerante de la disidencia.
La política de EE.UU. hacia Cuba tiene raíces históricas. Fidel Castro ha desafiado e insultado a la superpotencia al aplicar una política de defensa nacional. Durante la Guerra Fría surgió una coyuntura en la cual la superpotencia alternativa, la Unión Soviética, pudo proporcionar apoyo a este atrevimiento. Ese apoyo hoy ya no existe. Pero veinte años después del colapso del comunismo mundial, Cuba todavía no ha renunciado a su política de independiencia en relación a los Estados Unidos, y eso es lo que se considera imperdonable.
Con entusiasmo, algunos analistas han dicho que la primavera árabe quizás se extienda también a Cuba. Algunos de los críticos de Cuba mantienen la esperanza de que Cuba se transforme en un pequeño satélite más de su gran vecino del norte, un país que obedientemente siga las reglas e indicaciones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y que tal vez al igual como otros países obedientes llegue a colaborar con la organización de cooperación militar controlada por EE.UU., OTAN, y que ponga a su disposición tropas en Afganistán. Espero por mi parte que esto no llegue a ser realidad”. (este último párrafo debe entenderse en relación a la presencia de tropas suecas en Afganistán sin que el país sea miembro de la OTAN)
Esas fueron las palabras de Björn Kumm. Esperamos que hayan sido muchos los que lo escucharon...
Comité por la Libertad de los Cinco, Estocolmo
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