Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañena Hernández fueron secuestrados en agosto de 1976 en las inmediaciones de la Embajada de Cuba. Lucharon valerosamente contra 40 hombres fuertemente armados que finalmente consiguieron reducirlos y trasladarlos a Automotores Orletti.
Los torturaron salvajemente y después los asesinaron. Tenían en ese entonces 22 y 26 años.
Pocos días después del secuestro, sus credenciales aparecieron junto a una nota sin firma, en la que “declaraban haber desertado para gozar de la libertad del mundo occidental”. |
Entretanto, los terroristas entrenados por la CIA, colaboradores de las dictaduras del continente y autores
En el sentido homenaje, hicieron uso de la palabra: Guido Carlotto, Secretario de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, Martín Fresneda, Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Carlos Somigliana del Equipo Argentino de Antropología Forense, el Embajador de Cuba en Argentina, Jorge Lamadrid Mascaró, quien destacó que su Revolución no olvidará jamás que Argentina es la primera en la historia en condenar una agresión hacia Cuba, al recordar que en el año 2011 el Tribunal Oral Federal N° 1 condenó a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad a Eduardo Cabanillas, Honorio Martínez Ruiz, Eduardo Alfredo Ruffo y Raúl Guglielminetti, por los crímenes cometidos en el centro de exterminio en el que operaba la SIDE y fue base del Plan Cóndor en Argentina por los secuestros y desapariciones de Crescencio y Jesús.
Un momento muy especial se vivió cuando familiares de detenidos desaparecidos entregan a la Delegación Diplomática una caja vidriada con parte del panal de la colmena de abejas hallada en el tambor donde se encontraba el cuerpo de Jesús, habían hecho su hábitat donde había muerte, y como escribiera Verónica Patricia Rausín en su poema sobre éste hecho:
Y , la naturaleza justiciera,
Osada y sabiamente
Dejó nacer, vida donde hubo muerte:
Trabajo, hogar y miel”
Este sábado partirán a su tierra los restos de Jesús, serán depositados en el Panteón de los Mártires Caidos en la Defensa de la Patria, en el cementerio municipal de Pinar del Río, su padre, Miguel Cejas Alfonso, expresó “por fin tenderemos su cuerpo con nosotros, en un lugar que podremos llevarle flores”
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