Por Pedro M. Otero Cabañas
El caso de los 5 cubanos presos injustamente en Estados Unidos por denunciar acciones terrorista no deja de concitar la solidaridad internacional. Esta vez la pacifista estadounidense Cindy Sheehan se sumó a quienes demandan del presidente Barack Obama la liberación inmediata de Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González.
Sheehan hizo llegar al presidente norteamericano una carta en ese sentido, la cual circula por estos días en medios de prensa cubanos y del exterior. En la misiva, la pacifista estadounidense expresa que, como es de sobra conocido, los 5 cubanos solo monitoreaban en Estados Unidos los movimientos de los grupos terroristas que operan contra Cuba. Me gustaría creer –escribió –que usted, presidente Obama, extendería al pueblo y al gobierno cubanos el mismo derecho que pudiera tener el pueblo y gobierno norteamericanos de proteger a sus ciudadanos contra los actos de terrorismo.
La posición de Sheehan con respecto al tema de los 5 no es nueva. Durante la visita que realizó a Cuba en noviembre de 2011 se manifestó en iguales términos y se reunió con familiares de los 5 cubanos presos, así como con representantes de organizaciones solidarias que defienden la causa.
La norteamericana se dio a conocer tras haber perdido a un hijo en abril del 2004, durante la guerra de agresión de su país a Irak, hecho que la llevó a manifestarse públicamente ante la Casa Blanca contra la guerra y exigir el regreso a casa de las tropas invasoras. Desde entonces Sheehan se volvió una figura del movimiento antibelicista mundial, de reconocida honradez y prestigio, presente en cada convocatoria en favor de la paz y la solidaridad entre los hombres y los pueblos.
En el caso de los 5 héroes cubanos, también por estos días la francesa Jacqueline Roussie, del movimiento de solidaridad con Cuba, denunció en carta al presidente Obama la injusta condena de que son víctimas, así como la impunidad de que gozan en Estados Unidos los verdaderos terroristas, como Luis Posada Carriles, autor confeso del sabotaje a un avión comercial cubano en 1976, que causó al vida de 73 personas.
De igual forma señaló a Robert Ferro, norteamericano de origen cubano, perteneciente a la organización terrorista Alpha 66, conocida por sus acciones vandálicas contra Cuba. En el 2006 a este sujeto se le ocupó uno de los mayores arsenales ilegales en la historia de Estados Unidos.
Según la propia prensa norteamericana, a Ferro se le decomisaron 1,679 armas de fuego 87,983 unidades de munición, 3 cohetes y numerosos fusiles, entre ellos 35 ametralladoras, una granada, 130 silenciadores, así como pistolas cubiertas en oro y reliquias de principios del siglo pasado. El mismo capo mafioso de principios del pasado siglo Alfonso Capone paledecería ante el enorme arsenal descubierto.
Se trata del más grande decomiso civil de armas de fuego en la historia estadounidense […] en posesión ilegal de un delincuente convicto”, consigna la declaración de la policía.
Como se puede apreciar, mientras Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René González siguen tras las rejas, los verdaderos criminales actúan impunemente y presumen de sus acciones de manera abierta y pública, sostenidos por intereses económicos y políticos anticubanos.
Por eso la justicia norteamericana tendrá una deuda con Cuba y consigo misma hasta que no sean liberados incondicionalmente los Cinco antiterroristas cubanos.
El accionar del poder judicial norteamericano me hace recordar aquella notable película japonesa del director Akira Kurusawa Los malos duermen bien. En Estados Unidos este título parece que es acuñado en el pasaporte de cada villano que en él busca refugio en nombre de la libertad y la democracia.
La Habana, 4 de agosto de 2012
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