Febrero 5,
2013
Como ustedes
saben -aunque hay mucha gente dentro y fuera de Estados Unidos que lo ignora-
hay cinco luchadores antiterroristas injustamente presos en las cárceles de
Estados Unidos. Presos precisamente por haberse infiltrado en organizaciones
terroristas basadas en Miami -y protegidas por diversas instancias del gobierno
estadounidense- con el propósito de desbaratar sus planes que ya cobraron 3478 vidas de cubanos y
no cubanos por igual, dejando además un saldo de2099inválidos, con lo
cual el terrorismo ha producido un total de 5577 personas víctimas del
terrorismo. En suma, hay una víctima del terrorismo por cada 1972 cubanos, lo
que configura un índice escandalosamente elevado para un país que no le ha
declarado la guerra a nadie y pese a lo cual se lo agrede ferozmente desde hace
más de medio siglo. Aún cuando “los 5” no sustrajeron información de ningún
organismo del gobierno de Estados Unidos, no haberse apropiado de documento
oficial alguno, ni cometido absolutamente ningún delito más que
conocer desde adentro los planes que urdían las organizaciones criminales los
luchadores cubanos fueron aprehendidos por las autoridades norteamericanas,
juzgados en un juicio plagado de irregularidades, y sentenciados a largas penas
de prisión -inicialmente fueron 4 cadenas perpetuas más 77 años de prisión,
para ser luego re-sentenciados en el caso de 3 de ellos: Antonio Guerrero
Rodríguez, Ramón Labañino Salazar, y Fernando González Tort.
Tanto a Gerardo Hernández Nordelo como a René González Sehwerert se les negó el
derecho a re-sentencia. Las condenas actuales son: Fernando 17 años más 9
meses; Antonio 21 años más 10 meses; Ramón 30 años.
Gerardo dos cadenas perpetuas más 15 años y a René, quien cumplió su condena de
15 años el 7 de octubre de 2011, se le aplicaron 3 años más de libertad supervisada
por el “delito” de ¡haber nacido en Estados Unidos! Lo mismo pretenden hacer
con Antonio, quien también nació en ese país.
Y si bien no
se los acusó de haber cometido delitos federales se decidió juzgarlos ¡nada
menos que en Miami!, donde la prensa contrarrevolucionaria y de la mafia
anticastrista enquistada en esa ciudad ya los había condenado de antemano. Así,
lo que la justicia de Estados Unidos garantiza a un violador y asesino serial
de niñas de la escuela primaria, trasladándolo a una ciudad en donde los
jurados puedan estar exentos de las presiones del medio en que cometió su delito,
ese mismo derecho a un juicio justo les fue negado a "los 5".
Estos héroes cubanos están próximos a cumplir 15 insoportables años de prisión, excepto
René González quien debe permanecer absurdamente dos años más de libertad
supervisada en La Florida antes de poder volver a Cuba. En suma: se trata de
una condena injusta, ilegítima, ilegal y violatoria de la propia Constitución
de los Estados Unidos. No sólo eso: una condena que se ha ensañado con
los familiares de los prisioneros. Durante estos años a Olga Salanueva y
Adriana Pérez, las esposas de René y Gerardo respectivamente , les denegaron
las visas de ingreso a Estados Unidos con el sólo propósito de visitar a sus
esposos, violando el derecho de todo prisionero a recibir visita familiar y el
derecho de familia, denunciado en reiteradas oportunidades por organismos de
derechos humanos de todo el mundo, entre ellos por Amnistía Internacional. Autoridades
de los Estados Unidos dijeron, repetidamente, que su visita pondría en
riesgo la seguridad nacional del imperio más poderoso que jamás haya existido
sobre la faz de la tierra.Tampoco se les permitió a “los 5” visitar a
familiares gravemente enfermos o en su lecho de muerte Como puede verse,
más allá de la flagrante injusticia hay una crueldad que repugna a la condición
humana.
¿Qué podría
explicar este enfermizo ensañamiento con los prisioneros y sus familias y
tan sistemática violación de la propia institucionalidad jurídica
norteamericana? Creemos que estas aberraciones morales expresan una insana
voluntad de escarmentar a Cuba por haber tenido la osadía de llevar a cabo una
revolución y construir el socialismo. Una castigo ejemplar para un país
subdesarrollado del Tercer Mundo que pudo, gracias precisamente a su
revolución, garantizar condiciones de salud y educación superiores a las de la
gran mayoría de los países del mundo desarrollado, y facilitar el acceso a la
cultura y a la recreación a todas y todos. Y esto ha sido así porque en la Cuba
socialista no existe la mercantilización de la salud, la educación, la cultura,
la seguridad social, la recreación o de cualquiera de los bienes y servicios
requeridos para acceder a una vida digna. Ese flagelo, que lo padecen casi
todos los países de América Latina y el Caribe no existe en Cuba y por eso la
isla de Martí y de Fidel constituye un pésimo ejemplo que el imperio
pretende erradicar a cualquier precio, aunque para ello tenga que violar
cuanta norma moral o religiosa exista en el país que imprime en sus billetes de
dólar la frase “in God we trust” y todas sus leyes y
prescripciones constitucionales.
En abierto
contraste con la política adoptada en relación a los heroicos antiterroristas
cubanos, el gobierno de Estados Unidos convalidó y apoyó el accionar de dos de
los más sanguinarios terroristas del continente: Orlando Bosch y Luis Posada
Carriles. Autores de innumerables crímenes, activos protagonistas de las
mayores atrocidades cometidas en contra del pueblo y gobierno cubanos y de
otros países también, ambos revistaron en los servicios de inteligencia de
Estados Unidos y sus gobernantes los acogieron en su seno, protegiéndolos para
asegurar la total impunidad por sus crímenes. En Abril del 2011 Bosch
dejó este mundo como un alma impoluta, en su casa, sin jamás haber sido
molestado por sus numerosos crímenes. No sólo eso, para su eterna verguenza la
muy “seria y rigurosa” Universidad de Miami, a la cual acuden numerosos estudiantes
de América Latina y el Caribe, destruyó sin remedio la escasa reputación
que le quedaba (por ser una de las más virulentas usinas de mentiras y
difamaciones en contra de Cuba) al conferirle a Orlando Bosch el título de Doctor Honoris Causa, haciendo caso omiso de las
evidencias que lo señalaban, junto a Posada Carriles, como actor principalísimo
en siniestros proyectos como el Plan Cóndor que asoló a América del Sur en los
años setentas, el atentado del vuelo 455 de Cubana de Aviación que provocó la
muerte de 73 personas e inclusive, se dice, del asesinato de Orlando
Letelier en Washington, en 1976.
Bosch ya
murió, pero Posada Carriles sigue vivo, moviéndose con total libertad y
protegido por las leyes y autoridades de Estados Unidos. Así, mientras quienes
combaten el terrorismo purgan penas tan enormes como injustas en las cárceles
del imperio, los peores terroristas de nuestro tiempo siguen disfrutando de los
favores y la impunidad que les otorga la Casa Blanca.
Pero la
historia no ha concluido. Estamos seguros que el pueblo y el gobierno de Cuba
lograrán el regreso de sus hijos a la isla. Obama, insólito Premio Nobel de la
Paz (2009), tiene en sus manos la posibilidad de poner fin a tanta
injusticia y crueldad. Está en sus prerrogativas como presidente de Estados
Unidos firmar el indulto mediante el cual estos luchadores antiterroristas recobrarían
su libertad, podrían reunirse con sus familias y rehacer sus vidas y la de sus
familiares, brutalmente violentadas por quince años de cárcel y separaciones.
Si Obama fuera coherente con sus dichos y su permanente apelación a los
sentimientos religiosos del pueblo norteamericano; si fuera, como lo
proclama, un hombre movido por profundos impulsos humanitarios,
tendría que firmar el indulto ya mismo, sin un minuto más de dilaciones. Sólo
así podría justificar, al menos parcialmente, el Nobel que le fuera otorgado.
Si no lo hace no cabe la menor duda de que la historia no lo absolverá, dejando
una deshonrosa huella como uno de los mayores fiascos de su época. Es de
esperar que tenga la sabiduría y el valor para firmar el indulto que “los 5” se
merecen y poner fin a tanta afrenta a los más elevados valores humanitarios de
nuestro tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario