sábado, 27 de octubre de 2012

Diálogo con Elizabeth Palmeiro y Olga Salanueva, esposas de dos de los Cinco Héroes Cubanos


23 de octubre de 2012                                Por Carlos Aznárez - fotos: Héctor Planes

Resumen Latinoamericano mantuvo en La Habana un encuentro con Elizabeth Palmeiro y Olga Salanueva, esposas de Ramón Labañino y René González, respectivamente. El primero, continúa junto con Gerardo Hernández, Fernando y Antonio González, cumpliendo ya más de 14 años de prisión, mientras que René, al decir de su compañera Olga,, habita bajo libertad supervisada en “una cárcel más grande, pero cárcel al fin”.
También conversamos con la dirección del sindicato de trabajadores públicos y con el de maestros. Además, ellos nos propiciaron encuentros en el Parlamento con algunos diputados del Partido Nueva Democracia, con quienes actualizamos el caso. Sobre todo, el tema de la presentación del habeas corpus, que está en manos de la jueza de Miami y que aún no se ha pronunciado. En ese pedido se insiste en lo que han significado para el juicio los pagos que se realizaron a periodistas para que tergiversen el caso.
En todos los casos reafirmamos que si bien tenemos que hacer todo el recorrido por el sistema legal norteamericano, la esperanza nuestra está puesta en el empuje de la solidaridad internacional. Esas acciones que conviertan a este caso en algo incómodo para el gobierno de los Estados Unidos, y que no le quede al Presidente Obama otra alternativa que, haciendo uso de sus prerrogativas presidenciales, ponga en libertad a estos hombres.

Olga Salanueva: Estuve en Bélgica, que es un país que siempre se ha caracterizado por su solidaridad con nosotros. Allí existe el grupo histórico de los Amigos de Cuba, que en su momento incorporaron la causa de los 5, y también el grupo de Iniciativa Socialista, que tiene una líder, Katrien Demuynck, quien está muy unida a esta batalla. A tal punto, que ella hizo un gesto que no olvidaremos: a principios de 2002,: se casó y le dijo a sus amigos que no le regalen nada, salvo dinero, y que apenas lo recibió lo incorporó a los fondos para sostener la batalla por los 5.
En este viaje visitamos varias provincias y ciudades, donde nos reunimos con las Alcaldías, que están bastante interiorizados sobre el tema.  Allí también los grupos de solidaridad han logrado que cinco artistas muy prestigiosos apadrinaran a nuestros familiares detenidos, y eso tuvo mucha cobertura en los medios.
También participé en un acampe frente a la embajada norteamericana, y luego tuvimos acceso a un Arzobispo, que es la máxima autoridad religiosa de Bélgica, que paradójicamente es de derecha, pero que nos recibió muy bien. Estaba en claro sobre las injusticias cometidas con los 5, y nos ofreció hacer dos cartas, una al Papa y otra a Obama. También llevó el tema a una reunión de Obispos.

Aproveché este viaje para dar un salto a Francia y participar de la fiesta de L’Humanité.  Allí, el ambiente era festivo y de izquierda. Incluso le comenté  a René, que allí todos sabían sobre los 5.
En ese mismo país, nos reencontramos con quien hoy es el presidente del Senado francés, que casualmente está casado con una cubana y tiene una hija cubana. Ël conoce nuestro caso muy bien, ya que suele viajar a la Isla. Nos dijo que con todos los políticos a quienes les habla de los 5, están de acuerdo que se trata de una gran injusticia, pero lo más trabajoso es llevar esa sensibilidad a una declaración o a una acción concreta.

Esto que hicimos Elizabeth, Adriana y yo, se multiplicó por otros países. Mirta y Rosita viajaron a otros lugares. Es decir, que los familiares nos repartimos y multiplicamos en esas jornadas que van desde el 12 de septiembre al 8 de octubre, para dar más conocimiento de cada aniversario. Pero todos los días del año estamos haciendo actividades, y el día que no tenemos algo, pareciera que no estamos haciendo nada por ellos. Todo lo que hemos hecho, no parece suficiente, de lo contrario ya estarían en casa.
Estamos esperando la definición de lo que se va a hacer con el habeas corpus por parte de la jueza, también las mociones de regreso a casa por parte de René, pero no nos confiamos en la parte legal. Si teníamos una idea de lo que era la justicia norteamericana, hoy por hoy tenemos la certeza de que en las Cortes de ese país no hay justicia, y mucho menos cuando se trata de Cuba.
Por lo tanto, cada vez valoramos más la solidaridad, que es lo que nos va a dar la posibilidad de influir en la opinión pública, en las autoridades de EEUU, y en el propio Obama, quien finalmente es el que tiene en sus manos la resolución favorable o no de este tema.
-¿Cómo está la situación con sus familiares en cuanto a la comunicación con ellos? ¿Reciben sus cartas y mensajes?
Olga: Yo tengo una situación diferente al resto de los familiares. René está en libertad supervisada. Reside en una casa pero yo no le puedo enviar cartas al correo postal, ya que tratamos que esa dirección quede en el anonimato por razones de su propia seguridad. Sí tenemos facilidad para los mensajes, o comunicaciones telefónicas.
El resto de los compañeros siguen bajo un régimen de llamadas telefónicas limitadas (300 minutos), que a los familiares siempre nos resultan pocas, ya que tienen que estar repartidas con los funcionarios nuestros y los abogados.
Además, siguen los encierros, los castigos, el aislamiento, el corte de las comunicaciones. Algo que se pudiera soportar, si se tratara de meses o un año, pero ya van 14 años de este encierro injusto.

-Hay momentos, en los marcos de la solidaridad con los 5, que pareciera que no se hace lo suficiente, que se corre el peligro de caer en la rutina, que siempre falta algo más. ¿Cómo lo perciben ustedes desde el mundo de los familiares?

Elizabeth: Analizándolo fríamente, siempre queda la idea de que habría que hacer algo más, ya que nuestros familiares siguen estando presos. Sin embargo, creo que todas las acciones que realizan nuestros amigos en el mundo son muy positivas y sirven para nuestra causa. Todas esas personas solidarias hacen una labor imprescindible. Pero nosotros tenemos un enemigo fundamental, que son las corporaciones mediáticas, que invisibilizan el tema de los 5 y toda nuestra lucha. Dentro de ese esquema, obviamente quienes más ha ensuciado el caso es la prensa norteamericana. Paradójicamente, nuestros familiares son acusados con palabras rimbombantes: terroristas, espías, saboteadores, etc, pero la gran prensa de EEUU no habla de eso, ocultan todo el proceso y de esa manera actúan como si el caso no existiera. Han construido un gran muro de silencio, que ampara todas las violaciones de derechos humanos contra ellos, como prisioneros, y contra nosotros,  los familiares.
Eso es lo que a veces nos llena de pesimismo y lleva a pensar que no se está haciendo todo lo necesario. En realidad, se hace lo que se puede,
sabiendo que es muy difícil generar grandes campañas publicitarias, porque todos los que nos ayudan no cuentan con grandes recursos. Sin embargo, los familiares tenemos mucho agradecimiento hacia quienes se solidarizan con nosotros. Nada, por pequeño que sea, es poco. Desde su rinconcito más alejado, desde la capital del país menos conocido, todo lo que se haga, por pequeñito que parezca, sirve. Peor es que no se haga nada. Y creo que hoy estamos mejor que hace diez años. Tenemos la esperanza que poco a poco podamos romper ese muro de silencio. Y que muchas personas se sensibilicen en los Estados Unidos, para que presionen a su gobierne a fin de liberar a esos cinco hombres que no deberían haber estado ni un minuto en prisión.
Cuál es actualmente la situación de seguridad de René, ya que si bien está “libre”, reside en un territorio hostil?
Olga: René continúa en las mismas condiciones desde el 7 de octubre de 2011. No tiene seguridad alguna. Su seguridad depende de él mismo, de las precauciones que pueda tomar. Todo esto es insoportable desde el punto de vista humano. La ley de libertad supervisada está bien concebida para las personas que salen de la cárcel y van a continuar viviendo en su propio domicilio, con sus familias. Eso es lo primero que se viola en el caso de René, él no esta en su casa ni con su familia, ni en la sociedad que ha elegido para vivir. 
La ley sirve para que aquel que sale de la cárcel pueda reincorporarse al trabajo poco a poco, pero eso no sirve para René, ya que él no tiene ni documentos, ni puede sacar una licencia de conducir, ya que si lo intentara debería aparecer públicamente su dirección domiciliaria. Se pidió que esto no se aplicara para preservar su seguridad, y lo negaron ya que dicen que eso sólo vale para los testigos protegidos.
René no puede volver a sacar su licencia de piloto allí, Cuando cualquier persona se ve con René, él debe informarle obligatoriamente que es un ex recluso y que está bajo libertad supervisada, y si la persona le pregunta qué le pasó, René no puede entrar en ese intercambio. En realidad, René está en una cárcel, un poco más grande que la anterior, pero cárcel al fin.
Es totalmente absurdo que René siga allí, ya que no piensa incorporarse a esa sociedad, él es cubano y tiene todo el derecho de regresar a su país. Cuando presentamos el pedido para ello, el Gobierno de EEUU ha dicho que él no está en condiciones de regresar, ya que “no ha demostrado arrepentimiento”. Es decir, que no les basta con que la persona cumpla las condenas carcelarias injustas que les imponen. No les es suficiente, necesitan el arrepentimiento de todos ellos, los quieren de rodillas, y manifiestan todo su odio, al ver que no lo consiguen. Frente a ello, no nos queda más que redoblar la solidaridad. Y ésta ha tomado fuerza de tal manera que en la Corte de Re-sentencia, específicamente en la de Antonio Guerrero, quedó reflejado lo importante de la solidaridad. La Fiscal tuvo que reconocer ante la jueza, que lo que impulsaba al Gobierno a pedir un acuerdo para rebajar o quitar las cadenas perpetuas, era según ellos, una ola de desinformación que estaba desvirtuando la imagen de la Justicia norteamericana. Esa ola, indiscutiblemente, no tiene otro nombre que la solidaridad, y tiene que seguir aumentando hasta convertirse en un tsunami que acabe de una vez con esta situación injusta.

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